Gran Manifestación contra Altri y la Mina de Touro en A Pobra
La oposición a la fábrica de celulosa de Altri y a la reapertura de la mina de cobre en Touro está alcanzando su punto álgido. El próximo sábado 22 de marzo, A Pobra do Caramiñal acogerá una manifestación multitudinaria en la que participarán miles de personas, así como embarcaciones procedentes de toda la Ría de Arousa. Esta protesta, liderada por colectivos del sector marisquero y organizaciones ecologistas, denuncia la amenaza que estos proyectos industriales suponen para el medioambiente y la economía local.
Una decisión polémica de la Xunta
A pesar de la clara oposición popular, la Xunta de Galicia ha concedido viabilidad al proyecto de la multinacional portuguesa Altri en Palas de Rei, así como a la mina de cobre de Atalaya Mining en Touro. Esta decisión ha generado una ola de indignación, ya que podría poner en jaque la actividad marisquera y acuícola de la ría de Arousa, de la que dependen miles de familias.
El vertido de residuos químicos procedentes de estas industrias podría alterar gravemente la calidad de las aguas y afectar a los bancos marisqueros y bateas de mejillón, pilares históricos y culturales de la economía gallega. Datos del sector revelan que la producción marisquera en la ría de Arousa ya ha sufrido un descenso alarmante en los últimos años, con caídas de más del 40% en la extracción de almeja babosa y del 60% en la producción de berberecho.
El clamor del sector marisquero
La Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA) ha manifestado su rechazo frontal a estos proyectos y exige a la Xunta una política que priorice la protección ambiental y el apoyo a los mariscadores y bateeiros. "Non podemos permitir que se poña en risco o noso modo de vida por intereses empresariais", señalan desde la organización, reclamando medidas concretas como la prohibición de industrias contaminantes en zonas sensibles y planes de regeneración de los bancos marisqueros.
La Xunta, en el punto de mira
Mientras la población se moviliza, la Xunta defiende la viabilidad de los proyectos y afirma que se aplicarán estrictos controles ambientales. Sin embargo, el historial de contaminación industrial en Galicia y la falta de garantías convincentes han sembrado desconfianza entre la ciudadanía. Para muchos, la postura del gobierno autonómico responde más a intereses económicos que a la protección de un sector que es parte esencial del ADN gallego.
La manifestación del 22 de marzo se perfila como una de las mayores movilizaciones medioambientales en Galicia de los últimos años. Con una respuesta masiva tanto en tierra como en el mar, la ciudadanía enviará un mensaje claro: el futuro de la ría de Arousa y del marisqueo no puede estar supeditado a decisiones políticas que favorecen a grandes corporaciones en detrimento del bien común.
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